lunes, 9 de marzo de 2015

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Es una tarde cenicienta y mustia (Antonio Machado)

Es una tarde cenicienta y mustia,
destartalada, como el alma mía;
y es esta vieja angustia
que habita mi usual hipocondría.
La causa de esta angustia no consigo
ni vagamente comprender siquiera;
pero recuerdo y, recordando, digo:
-Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
              
  Y no es verdad, dolor, yo te conozco,
tu eres la nostalgia de la vida buena
y soledad de corazón sombrío,
de barco sin naufragio y sin estrella.
  Como perro olvidado que no tiene
huella ni olfato y yerra
por los caminos sin camino, como
el niño que en la noche de una fiesta
  se pierde entre el gentío
y el aire polvoriento y las candelas
chispeantes, atónito y asombra
su corazón de música y de pena,
así voy yo, borracho melancólico  
guitarrista lunático, poeta,
y pobre hombre en sueños,
siempre buscando a Dios entre la niebla.       


  Comentario:
1-      Localización:
 Este es un poema de Antonio Machado perteneciente  al libro Soledades de 1903: su primer libro de poemas, que irá modificando hasta que en 1919 publique la versión definitiva: Soledades. Galerías y otros poemas.
2-      Tema y argumento:
El tema es la angustia y la búsqueda de Dios.
Antonio Machado nos cuenta  que desde joven sentía una angustia y que ahora se da cuenta de que esa angustia  se debía a la ausencia de un Dios  al que buscaba.
3-      Estructura externa: métrica:
Desde el punto de vista formal,  el texto se divide en 2 estrofas: la primera de 8 versos, y la segunda de 16. En la primera riman primero con tercero y segundo con cuarto en consonante. Los versos son endecasílabos, de arte mayor, excepto el tercero, heptasílabo, de arte menor. En la segunda estrofa (del verso 9 a 24) riman los pares en asonante (e-a), quedando libres los impares. Los versos también son endecasílabos de arte mayor, excepto tres que son heptasílabos de arte menor. Según esto, podemos decir que esta estrofa es una silva, combinación de versos endecasílabos y heptasílabos.
4-      Estructura interna:
Desde el punto de vista del contenido podemos dividir  el poema en dos partes:
-  La primera se corresponde con la primera estrofa, donde Machado  nos dice que desde niño ya sentía esa angustia y no sabe explicar por qué. Encontramos abundante adjetivación, rasgo  propio del modernismo, ya que este texto se corresponde con la primera época de Machado, como cenicientas, mustia, destartalada, vieja… En el segundo verso encontramos un símil es una tarde cenicienta… como el alma mía. La tarde se utiliza como símbolo de su estado de ánimo. Vemos algunos hipérbatos,   como en los versos: 5º y 6º, cuyo orden lógico sería no consigo comprender la causa de esta angustia ni vagamente siquiera. Esto lo hace para colocar en primer lugar el elemento del que habla, la causa de esa angustia, para luego decir que no sabe cuál es. En el último verso vemos una personificación, que dice y tú mi compañera con ese y tú se refiere a la angustia,  a la que trata como ser humano.
- La segunda parte comprende la segunda estrofa. En ella el autor, en contraposición con lo que ha dicho en la en la primera parte, nos explica claramente el motivo de esa angustia que siente. Y dice que se debe a la búsqueda desesperada de Dios desde hace tiempo, un dios al que aún no ha encontrado.
Se podría  decir que todo el poema es una gran antítesis, pues primero dice que desconoce la causa de su desesperación y luego nos la explica. Esto lo podemos ver ya en el primer verso de esta parte, que dice yo te conozco. Sigue utilizando la personificación, pues se dirige al dolor como si de un ser humano se tratara. Del verso decimotercero al decimoséptimo se compara a sí mismo con un perro que ha perdido su olfato, y un niño que está solo y abandonado entre la multitud de una fiesta. Esto lo hace para expresar cómo se siente, perdido y desorientado. Se puede apreciar una gradación de tres elementos (barco, perro y niño), que son símbolos de su persona y que los utiliza para expresar sus sentimientos y de esta manera hacerlos más evidentes al lector. Es una gradación que va de un objeto inanimado como es el barco, sin rumbo en el mar, a un animal, el perro sin olfato y por último un ser humano,  un niño indefenso y abandonado. Vemos que en los versos: decimoctavo, decimonoveno y vigésimo se pierde un poco el ritmo del poema, y eso lo hace precisamente para expresar cómo se sentía el niño en la fiesta entre tanto jaleo, al igual que él al no encontrar a Dios.
En los últimos versos podemos apreciar la influencia de Bécquer, porque Machado nos explica de qué ha estado hablando durante todo el poema para que nos quede claro. Y nos dice en el último verso que lo que le  causa esa desesperación y angustia es su constante  búsqueda de Dios entre la niebla.

                                                                     

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