viernes, 22 de febrero de 2019

ANTONIO MACHADO

80 AÑOS YA DE LA MUERTE DEL POETA




Solo recuerdo la emoción de las cosas
Solo recuerdo la emoción de las cosas,
y se me olvida todo lo demás;
muchas son las lagunas de mi memoria.

Arde en tus ojos

Arde en tus ojos un misterio, virgen 
esquiva y compañera. 
No sé si es odio o es amor la lumbre 
inagotable de tu aliaba negra. 
Conmigo irás mientras proyecte sombra 
mi cuerpo y quede a mi sandalia arena. 
-¿Eres la sed o el agua en mi camino?- 
Dime, virgen esquiva y compañera.


Cuando sea mi vida...

Cuando sea mi vida,
toda clara y ligera

como un buen río

que corre alegremente
a la mar,
a la mar ignota
que espera
llena de sol y de canción.
Y cuando brote en mi
corazón la primavera
serás tú, vida mía,
la inspiración
de mi nuevo poema.
Una canción de paz y amor
al ritmo de la sangre
que corre por las venas.
Una canción de amor y paz.
Tan solo de dulces cosas y palabras.
Mientras,
mientras, guarda la llave de oro
de mis versos
entre tus joyas.
Guárdala y espera.


jueves, 21 de febrero de 2019

ÚLTIMAS PREGUNTAS ANTES DEL EXAMEN


NIEBLA DE MIGUEL DE UNAMUNO

CAPÍTULOS 10 a 15

1- Cuando Augusto llega a casa de los tíos de Eugenia, tiene una charla a solas con ella.

Después de esa conversación se siente exaltado, ¿qué le dice a los tíos que ha pensado 

hacer?

2- Rosario, la chica de la plancha, llega un día a casa de Augusto y este le confiesa que

se ha enamorado de Eugenia, pero que no le corresponde. Ella lo abraza y se va. ¿Qué

le dice Liduvina, la cocinera a Augusto cuando entra?

3- Augusto paga la deuda de Eugenia. ¿Cómo reacciona ella?

4- Augusto entra en una iglesia y se encuentra con don Avito Carrascal. Este le cuenta

la historia de su hijo. ¿Qué consejo le da a Augusto?

5- Víctor y Augusto juegan una partida de ajedrez, pero Augusto encuentra a su amigo 

algo distante y silencioso. ¿Cuál es el motivo?

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lunes, 18 de febrero de 2019

ORACIONES SUBORDINADAS

Tipos de oraciones subordinadas

Se distinguen 3 tipos de oraciones subordinadas en relación a su función sintáctica:
  • Oraciones subordinadas sustantivas
  • Oraciones subordinadas adjetivas
  • Oraciones subordinadas adverbiales

Oraciones subordinadas sustantivas

Las oraciones subordinadas sustantivas desempeñan dentro de una oración compuesta la misma función que un nombre o sustantivo dentro de una oración simple. 
Estas son las principales funciones que pueden realizar las proposiciones subordinadas sustantivas:

Sujeto: Le gusta que los planes salgan bien. | Que seas sincero es importante
Complemento Directo: El medico dijo que volvería.
Complemento Indirecto: Siempre das la razón a quien no la tiene.
Complemento de Régimen: Me acostumbré a que siempre llegaras tarde.
Complemento de un nombre: Le gustó la idea de que fuéramos al cine.
Complemento de un adjetivo: Estábamos seguros de que aprobarías.
Complemento de un adverbio: Llegó después de que te fueras

Nexos

Las subordinadas sustantivas van introducidas principalmente por EL NEXO QUE
  •  La conjunción queDije que vendría mañana

TEXTOS DEL 98

PÍO BAROJA

Un fragmento de
La Busca
de Pío Baroja

Entre el puente de Segovia y el de Toledo, no muy lejos del comienzo del Paseo Imperial, se abre una hondonada negra con dos o tres chozas sór­didas y miserables. Es un hoyo cuadrangular, enne­grecido por el humo y el polvo del carbón, limitado por murallas de cascote y montones de escombros.
Al llegar a los bordes de esta hondonada, el trapero se detuvo e indicó a Manuel una casucha próxima a un Tío Vivo roto y a unos columpios, y le dijo:
-Esa es mi casa; lleva el carro ahí y vete descargando. ¿Podrás?
-Sí; creo que sí.
-¿Tienes hambre?
-Sí, señor.
-Bueno; pues dile a mi mujer que te dé de almorzar.
Bajó  Manuel con el carro hasta la hondonada por una pendiente de escombros. La casa del trapero era la mayor de todas y tenía corral y un cobertizo adosado a ella.
Se detuvo Manuel a la puerta de la casucha; una vieja le salió al encuentro.
- ¿Qué quieres tú, chaval? -le dijo-. ¿Quién te manda venir aquí?
-El señor Custodio. Me ha encargado que me diga usted dónde tengo que dejar lo que va en el carro.
La vieja le indicó el cobertizo.
-Me ha dicho también -agregó el muchacho­ que me dé usted de almorzar.
- ¡Te conozco, lebrel! -murmuró la vieja.
Y después de refunfuñar durante largo rato y de esperar a que Manuel descargara el carro, le dio un trozo de pan y de queso.
Frente a la puerta de la vivienda, en un raso de tierra apisonado, se levantaba un Tío Vivo, rodeado de una valla bajita, octogonal, en cuyos palitroques, podridos por la acción de la humedad y del calor, se conservaban algunos restos de pintura azul.
Aquellos pobres caballos del tío Vivo, pintados de rojo, ofrecían a las miradas del espectador indiferente el más cómico y al mismo tiempo el más lamentable de los aspectos; uno de los corceles, desteñido, presentaba color indefinible; otro debió de olvidad una de sus patas en su veloz carrera; algunos de ellos, en postura elegantemente incómoda, simbolizaban la tristeza humilde y la modestia honrada del buen gusto.
Al lado del Tío Vivo se levantaba un caballete formado por dos trípodes, sobre los cuales se apoyaba una viga, cuyos ganchos servían para colgar columpios.


JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, AZORÍN

Azorín entra en la calle de los Estudios. Pasa por la misma una mujer con dos niños. Y Azorín piensa:

«No sé qué estúpida vanidad, qué monstruoso deseo de inmortalidad, no lleva a continuar nuestra personalidad más allá de nosotros. Yo tengo por la obra más criminal esta de empeñarnos en que prosiga indefinidamente una humanidad que siempre ha de sentirse estremecida por el dolor: por el dolor del deseo incumplido, por el dolor, más angustioso todavía, del deseo satisfecho… Podrán llegar los hombres al más alto grado de bienestar, ser todos buenos, ser todos inteligentes…, pero no serán felices; porque el tiempo, que se lleva la juventud y la belleza, trae a nosotros la añoranza melancólica por las pasadas agradables sensaciones. Y el recuerdo será siempre fuente de tristeza. Yo de mí sé decir que nada hay que tanto me contriste como volver a ver un lugar –una casa, un paisaje- que frecuenté en mi adolescencia; ni nada que ponga tanta amargura en mi espíritu como observar cómo ha ido envejeciendo…, cómo ha perdido el brillo de los ojos, y la flexibilidad de sus miembros, y la gallardía de sus movimientos… la mujer que yo amé secreta y fugazmente siendo muchacho. ¡Todo pasa brutalmente, inexorablemente! Y yo veo junto a esta mujer deforme, lenta, inexpresiva…, un gesto, una mirada, un movimiento de la muchacha de antaño…, su modo peculiar de sonreír entornando los ojos titileantes, su manera de decir no, su expresión deliciosamente grave al hacer una confidencia… ¡Y todo este resurgimiento instintivo me llena de una tristeza casi anhelante! Y pienso en una inmensa Danza de la Muerte, frenética, ciega, que juega con nosotros y nos lleva a la nada… Los hombres mueren, las cosas mueren. Y las cosas me recuerdan los hombres, las sensaciones múltiples de esos hombres, los deseos, los caprichos, las angustias, las voluptuosidades de todo un mundo que ya no es.»



MIGUEL DE UNAMUNO

 LA TÍA TULA


Era a Rosa y no a su hermana Gertrudis, que siempre salía de casa con ella, a quien ceñían aquellas ansiosas miradas que les enderezaba Ramiro. O, por lo menos, así lo creían ambos, Ramiro y Rosa, al atraerse el uno al otro.
Formaban las dos hermanas, siempre juntas, aunque no por eso unidas siempre, una pareja al parecer indisoluble, y como un solo valor. Era la hermosura espléndida y algún tanto provocativa de Rosa, flor de carne que se abría a flor del cielo a toda luz y todo viento, la que llevaba de primera vez las miradas a la pareja; pero eran luego los ojos tenaces de Gertrudis los que sujetaban a los ojos que se habían fijado en ellos y los que a la par les ponían raya.
Hubo quien al verlas pasar preparó algún chicoleo un poco más subido de tono; mas tuvo que contenerse al tropezar con el reproche de aquellos ojos de Gertrudis, que hablaban mudamente de seriedad. “Con esta pareja no se juega”, parecía decir con sus miradas silenciosas.
Y bien miradas y de cerca aún despertaba más Gertrudis el ansia de goce. Mientras su hermana Rosa abría espléndidamente a todo viento y toda 
luz la flor de su encarnadura, ella era como un cofre cerrado y sellado en que se adivina un tesoro de ternuras y delicias secretas.
Pero Ramiro, que llevaba el alma toda a flor de los ojos, no creyó ver más que a Rosa, y a Rosa se dirigió desde luego.
– ¿Sabes que me ha escrito?- le dijo ésta a su hermana.
– Sí, vi la carta.
– ¿Cómo? ¿Que la viste? ¿Es que me espías?
– ¿Podía dejar de haberla visto? No, yo no espío nunca, ya lo sabes, y has dicho eso no más que por decirlo…

– Tienes razón, Tula; perdónamelo.
DEL SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA VIDA
(...) las ciencias, importándonos tanto y siendo indispensables para nuestra vida y nuestro pensamiento, nos son, en cierto sentido, más extrañas que la filosofía. Cumplen un fin más objetivo, es decir, más fuera de nosotros. Son, en el fondo, cosa de economía. Un nuevo descubrimiento científico, de los que llamamos teóricos, es como un descubrimiento mecánico; el de la máquina de vapor, el teléfono, el fonógrafo, el aeroplano, una cosa que sirve para algo. Así, el teléfono puede servirnos para comunicarnos a distancia con la mujer amada. ¿Pero esta para qué nos sirve? Toma uno el tranvía eléctrico para ir a oír una ópera; y se pregunta: ¿cuál es, en este caso, más útil, el tranvía o la ópera?
La filosofía responde a la necesidad de formarnos una concepción unitaria y total del mundo y de la vida, y como consecuencia de esa concepción, un sentimiento que engendre una actitud íntima y hasta una acción. Pero resulta que ese sentimiento, en vez de ser consecuencia de aquella concepción, es causa de ella. Nuestra filosofía, esto es, nuestro modo de comprender o de no comprender el mundo y la vida, brota de nuestro sentimiento respecto a la vida misma. Y esta, como todo lo afectivo, tiene raíces subconscientes, inconscientes tal vez.
No suelen ser nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro optimismo o nuestro pesimismo, de origen filosófico o patológico quizá, tanto el uno como el otro, el que hace nuestras ideas.
El hombre, dicen, es un animal racional. No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental. Y acaso lo que de los demás animales le diferencia sea más el sentimiento que no la razón. Más veces he visto razonar a un gato que no reír o llorar. Acaso llore o ría por dentro, pero por dentro acaso también el cangrejo resuelva ecuaciones de segundo grado.
Y así, lo que en un filósofo nos debe más importar es el hombre.

MODERNISMO Y 98

RUBÉN DARÍO

SUS DOS ETAPAS: Azul y Cantos de vida y esperanza



El país del sol
Junto al negro palacio del rey de la isla de Hierro (¡Oh, cruel, horrible, destierro!) ¿Cómo es que
tú, hermana armoniosa, haces cantar al cielo gris, tu pajarera de ruiseñores, tu formidable caja musical?
¿No te entristece recordar la primavera en que oíste a un pájaro divino y tornasol
en el país del sol?
En el jardín del rey de la isla de Oro (¡oh, mi ensueño que adoro!) fuera mejor que tú, armoniosa
hermana, amaestrases tus aladas flautas, tus sonoras arpas; tú que naciste donde más lindos nacen el clavel de sangre y la rosa de arrebol,
en el país del sol
O en el alcázar de la reina de la isla de Plata (Schubert, solloza la Serenata…) pudieras también, hermana
armoniosa, hacer que las místicas aves de tu alma alabasen, dulce, dulcemente, el claro de luna, los vírgenes lirios, la monja paloma y el cisne marqués. La mejor plata se funde en un ardiente crisol,
en el país del sol
Vuelve, pues a tu barca, que tiene lista la vela (resuena, lira, Céfiro, vuela) y parte, armoniosa
hermana, a donde un príncipe bello, a la orilla del mar, pide liras, y versos y rosas, y acaricia sus rizos de
oro bajo un regio y azul parasol,
en el país del sol.
De otoño
Yo sé que hay quienes dicen: ¿Por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.

Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡Dejad al huracán mover mi corazón!


ANTONIO MACHADO
1- SOLEDADES (1903)

Hacia un ocaso radiante
caminaba el sol de estío,
y era, entre nubes de fuego, una trompeta gigante,
tras de los álamos verdes de las márgenes del río.
Dentro de un olmo sonaba la sempiterna tijera
de la cigarra cantora, el monorritmo jovial,
entre metal y madera,
que es la canción estival.

En una huerta sombría,
giraban los cangilones de la noria soñolienta.
Bajo las ramas obscuras el son del agua se oía.
Era una tarde de julio, luminosa y polvorienta.


2- CAMPOS DE CASTILLA (1912)
Retrato
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.


JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
1ª ETAPA: La soledad sonora:
En esta época, Juan Ramón Jiménez sigue la trayectoria de los poetas románticos y modernistas. Los temas empleados son: la obsesión por la muerte, la soledad, la pasión por la música y la pintura.

"Un pájaro, en la lírica calma del mediodía,
canta bajo los mármoles del palacio sonoro;
sueña el sol vivos fuegos en la cristalería,
en la fuente abre el agua su cantinela de oro.
Es una fiesta clara con eco cristalino:
en el mármol el pájaro; las rosas en la fuente;
¡garganta fresca y dura; azul, dulce, arjentino
temblar, sobre la flor satinada y reciente!
En un sueño real, voy, colmado de gracia,
soñando, sonriendo, por las radiantes losas,
henchida el alma de la pura aristocracia
de la fuente, del pájaro, de la luz, de las rosas…"







miércoles, 13 de febrero de 2019

Por si acaso alguien pierde los apuntes o la ficha de Niebla

PODÉIS PINCHAR AQUÍ   CUESTIONARIO  CUESTIONARIO II

 APUNTES

Os dejo información adicional: Una ayuda extra nunca viene mal 😊

CUADRO RESUMEN MODERNISMO Y 98

http://www.rinconcastellano.com/sigloxx/unamuno_niebla.html



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viernes, 8 de febrero de 2019

2ª EVALUACIÓN

ORGANIZACIÓN DEL SEGUNDO TRIMESTRE:

1- EXAMEN:
- Tema 3 de Literatura: Modernismo y Generación del 98.
- El texto expositivo.  Oraciones coordinadas y subordinadas sustantivas.
- Niebla  de Miguel Unamuno (HASTA EL CAPÍTULO 15)

4º ESO A / C: JUEVES 28 DE FEBRERO

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2- EXAMEN:
-  Tema 4 de Literatura: Las Vanguardias (trabajo) y La Generación del 27.
- El texto argumentativo.  Subordinadas sustantivas y adjetivas.
- Niebla II (DEL CAPÍTULO 15 AL 33 Y EL EPÍLOGO)

4º ESO C: VIERNES 15 DE MARZO
4º ESO A: JUEVES 14 de MARZO



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PROGRAMA 4º ESO Y EMPRESA

AQUÍ OS DEJO EL ENLACE A LA PÁGINA DE EDUCAMADRID

https://www.educa2.madrid.org/web/4eso-empresa