Es una tarde cenicienta y mustia (Antonio Machado)
Es una tarde cenicienta y mustia,
destartalada, como el alma mía;
y es esta vieja angustia
que habita mi usual hipocondría.
La causa de esta angustia no consigo
ni vagamente comprender siquiera;
pero recuerdo y, recordando, digo:
-Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
Y no es verdad, dolor, yo te conozco,
tu eres la nostalgia de la vida buena
y soledad de corazón sombrío,
de barco sin naufragio y sin estrella.
Como perro olvidado que no tiene
huella ni olfato y yerra
por los caminos sin camino, como
el niño que en la noche de una fiesta
se pierde entre el gentío
y el aire polvoriento y las candelas
chispeantes, atónito y asombra
su corazón de música y de pena,
así voy yo, borracho melancólico
guitarrista lunático, poeta,
y pobre hombre en sueños,
siempre buscando a Dios entre la niebla.
Comentario:
1-
Localización:
Este
es un poema de Antonio Machado perteneciente al libro Soledades de 1903: su
primer libro de poemas, que irá modificando hasta que en 1919 publique la
versión definitiva: Soledades. Galerías y otros poemas.
2- Tema y argumento:
El tema es la angustia y la búsqueda de Dios.
Antonio Machado nos cuenta que
desde joven sentía una angustia y que ahora se da cuenta de que esa angustia se debía a la
ausencia de un Dios al que buscaba.
3- Estructura externa: métrica:
Desde el punto de vista formal, el
texto se divide en 2 estrofas: la primera de 8 versos, y la segunda de 16. En
la primera riman primero con tercero y segundo con cuarto en consonante. Los
versos son endecasílabos, de arte mayor, excepto el tercero, heptasílabo, de
arte menor. En la segunda estrofa (del verso 9 a 24) riman los pares en
asonante (e-a),
quedando libres los impares. Los versos también son endecasílabos de arte
mayor, excepto tres que son heptasílabos de arte menor. Según esto, podemos
decir que esta estrofa es una silva,
combinación de versos endecasílabos y heptasílabos.
4- Estructura interna:
Desde el punto de vista del contenido podemos dividir el poema en dos partes:
- La primera se corresponde con
la primera estrofa, donde Machado nos
dice que desde niño ya sentía esa angustia y no sabe explicar por qué.
Encontramos abundante adjetivación, rasgo
propio del modernismo, ya que este texto
se corresponde con la primera época de Machado, como cenicientas,
mustia, destartalada, vieja… En el segundo verso encontramos un símil es una tarde cenicienta… como el alma
mía. La tarde se utiliza como símbolo de su estado de ánimo. Vemos
algunos hipérbatos, como en
los versos: 5º y 6º, cuyo orden lógico sería no consigo comprender la causa de esta angustia ni vagamente siquiera.
Esto lo hace para colocar en primer lugar el elemento del que habla, la causa
de esa angustia, para luego decir que no sabe cuál es. En el último verso vemos
una personificación, que dice y tú mi compañera con
ese y tú se
refiere a la angustia, a la que trata
como ser humano.
- La segunda parte comprende la segunda estrofa. En ella el autor, en contraposición
con lo que ha dicho en la en la primera parte, nos explica claramente el motivo
de esa angustia que siente. Y dice que se debe a la búsqueda desesperada de Dios
desde hace tiempo, un dios al que aún no ha encontrado.
Se podría decir que todo el poema
es una gran antítesis, pues primero
dice que desconoce la causa de su desesperación y luego nos la explica. Esto lo
podemos ver ya en el primer verso de esta parte, que dice yo te conozco. Sigue
utilizando la personificación, pues
se dirige al dolor como si de un ser humano se tratara. Del verso decimotercero
al decimoséptimo se compara a sí mismo con un perro que ha perdido su olfato, y
un niño que está solo y abandonado entre la multitud de una fiesta. Esto lo
hace para expresar cómo se siente, perdido y desorientado. Se puede apreciar
una gradación de tres elementos
(barco, perro y niño), que son símbolos de su persona y que los utiliza para
expresar sus sentimientos y de esta manera hacerlos más evidentes al lector. Es
una gradación que va de un objeto inanimado como es el barco, sin rumbo
en el mar, a un animal, el perro sin olfato y por último un ser humano, un niño indefenso y abandonado. Vemos que en los versos:
decimoctavo, decimonoveno y vigésimo se pierde un poco el ritmo del poema, y
eso lo hace precisamente para expresar cómo se sentía el niño en la fiesta
entre tanto jaleo, al igual que él al no encontrar a Dios.
En los últimos versos podemos apreciar la influencia de Bécquer, porque Machado
nos explica de qué ha estado hablando durante todo el poema para que nos quede
claro. Y nos dice en el último verso que lo que le causa esa desesperación y angustia es su
constante búsqueda de Dios entre la
niebla.